Hoy en día, la mayor parte de familias españolas tiene un escudo heráldico asociado con su apellido. Estos blasones, que antaño representaban exclusivamente a la nobleza, han sobrevivido al paso del tiempo y son habituales los encargos de familias a artistas o maestros canteros. De hecho, los escudos heráldicos son una de las esculturas en piedra más demandadas. Pero, ¿cuál es su historia? ¿Cuál era su propósito y qué apellidos tienen un escudo propio? Estas cuestiones y otras más enfocadas a la concepción a través de la escultura de los escudos serán detalladas en esta guía sobre los escudos heráldicos.
Historia y origen de los escudos heráldicos
El nacimiento de la heráldica, disciplina encargada del estudio de las imágenes y dibujos de los escudos de armas, se sitúa entre los siglos XI y XII. Las familias nobles europeas en las que había caballeros comenzaron a utilizar un lenguaje basado en símbolos, que incluía armas y animales, y que servía para identificar a los caballeros. Estos eran habitualmente difíciles de reconocer tras sus yelmos y armaduras.
Sin embargo, la primera ubicación de los blasones identificativos de las familias de caballeros no sería en los escudos, sino en los estandartes. En ellos se incluyeron los símbolos de la heráldica iniciando una tendencia con origen en Alemania y que se extendió al resto de Europa, con especial ahínco en Francia y España.
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No sería hasta el año 1140 cuando las figuras pasarían a estar dibujadas en los escudos, tal y como señala Alejandro Martínez Girtal, Doctor en Historia Medieval por la Universidad de Gerona. Los escudos se habían hecho más pequeños y ligeros, por lo que eran un elemento de batalla que el caballero podría mostrar mirando al frente. Así brillaba y se difundía su contenido heráldico. En este sentido, cabe señalar que en esta época los escudos heráldicos dentro del campo de batalla servían principalmente para indicar el bando al que pertenecía cada cabellero. Fuera del campo de batalla, identificaban a todos los caballeros del reino. De hecho, se les conocía como escudos de armas.
Es principalmente a mediados del siglo XIII cuando las familias más poderosas conciben sus propios escudos heráldicos sin necesidad de tener relación con motivos militares. Los nobles construyeron y potenciaron su identidad añadiendo a su apellido un escudo heráldico. De este modo, las personas con más éxito en los negocios y corporaciones de oficios se hicieron con sus propios escudos. Estos, además, se fueron heredando de generación en generación.
Paralelamente, en el siglo XIII surgen también las primeras reproducciones en papel de los escudos heráldicos. Son los conocidos como ‘Rollos de Armas’, que vienen del francés ‘Rôle d’Armes’, según señala José Antonio Vivar del Riego en su estudio ‘El blasón escrito: la historia de los libros de heráldica’, publicado en la Biblioteca Nacional de España.
En el siglo XIV aparecen los primeros tratados de heráldica y, con la llegada de la imprenta en el XV, proliferan las publicaciones sobre los escudos heráldicos, las familias que los representan y el significado de sus símbolos. Estos blasones se hacen tan populares que llegan a asociarse con buena parte de los apellidos españoles y perviven hasta nuestros días.
Partes de un escudo heráldico
Existen cientos de escudos heráldicos con sus respectivas formas, dibujos y dimensiones. La mayoría de ellos comparten las misma partes, las cuales se respetan en los escudos heráldicos en piedra actuales:
- Boca: la boca del escudo es la forma exterior del mismo. En su interior es donde se dibujan las armas, animales, lugares y objetos que representen a la familia y su apellido.
- Jefe: parte superior del escudo.
- Punta: parte inferior del escudo.
- Flancos: el flanco diestro y el flanco siniestro son los dos lados del escudo. Cabe indicar que el flanco es diestro o siniestro desde la perspectiva de la persona que empuña el escudo, no desde el que lo ve.
- Cantones: esquinas del escudo.
- Centro o abismo: parte central del escudo.
- Corazón: el mismo centro del escudo o la parte del medio superior.
- Elementos exteriores: coronas nobiliarias, otro tipo de coronas, cascos, espadas, collares, lemas, lanzas… La variedad de elementos exteriores de los escudos heráldicos es muy amplia.
Las formas que pueden adoptar los escudos heráldicos
La mencionada boca del escudo o forma exterior tiene múltiples variantes. Lo curioso es que en función de la misma se puede conocer la procedencia geográfica del escudo. De este modo, según explica Vivar del Riego en su artículo ‘Taller de Heráldica. Cómo diseñar y describir un escudo’, los blasones redondeados en la punta son habituales de la heráldica castellana, mientras que los alemanes suelen tener una hendidura lateral para la lanza y los británicos “una línea superior rematada en dos puntas laterales”.
Por otro lado, la boca también hace referencia a instituciones, e incluso al estado civil. Por ejemplo, los escudos ovalados se asociaban a organizaciones eclesiásticas, el romboidal a mujeres solteras o viudas y el cuadrado sobre una punta, conocido como escudo losanje recto, es típico de municipios catalanes y valencianos.
A continuación puedes observar ejemplos de los escudos mencionados con anterioridad. En la imagen hay dos representantes del escudo losanje recto, concretamente el escudo del ayuntamiento de Olujas (Oluges en catalán) y el del Anglesola (Lérida). Por su parte, el escudo de la archidiócesis de Zaragoza representa al grupo de los ovalados y el Escudo de armas póstumo de la Infanta Isabel de Borbón y Borbón (1851-1931) al de los romboidales.
Los escudos heráldicos de los apellidos españoles más comunes
El informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre los apellidos más comunes en España desveló que el apellido más habitual en nuestro país es García. Al menos 1.462.923 personas lo llevan. Le siguen completando el podio Rodríguez (927.056 personas) y González (925.695 personas).
El ‘Top 10’ de apellidos españoles lo completan Fernández (912.009), López (869.944), Martínez (832.525), Sánchez (816.968), Pérez (777.950), Gómez (491.596) y Martín (486.852).
Todos ellos tienen un escudo heráldico asociado, que puede tener varias variantes en función de su región de origen. Por ejemplo, el escudo del apellido García en Galicia difiere del mismo en Castilla y León. Consulta un ejemplo de cada apellido en la siguiente infografía:
¿Cómo saber cuál es el escudo de mi apellido?
Una simple búsqueda en Google u otro buscador suele bastar para conocer el escudo heráldico de un apellido. Sin embargo, si se quiere un resultado con los máximos detalles, la Biblioteca Nacional de España pone a disposición de sus usuarios una base de datos de apellidos basada en dos obras cumbre de la heráldica española:
- Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, por Alberto y Arturo García Carraffa
- Diccionario hispanoamericano de heráldica, onomástica y genealogía: adición al «Diccionario heráldico y genealógico…», por Alberto y Arturo García Carraffa
El inconveniente es que la base de datos solo es accesible actualmente físicamente en la Biblioteca Nacional de España. Felizmente, para aquellos que precisen de una alternativa en internet, las webs especializadas en heráldica ‘Heraldaria’ y ‘Pluesmas’ ofrecen a sus usuarios buscadores fiables de escudos heráldicos por apellido.
Así se hace un escudo heráldico, paso a paso
El maestro cantero Rodrigo G. Xiráldez está especializado en la elaboración de escudos heráldicos en piedra. Este es el proceso que sigue para cada uno de ellos:
Diseño
A la hora de realizar un escudo es importante saber dónde va a ser ubicado. Por ello, el primer paso que se realiza es un boceto donde el cliente podrá ver la pieza. En esta fase inicial del proceso se define el material a emplear y las dimensiones. Un mismo escudo puede seguir un diseño más simple o más elaborado, todo dependerá del presupuesto. Es raro tener que componer un escudo desde cero, ya que el cliente suele tener su diseño previo.
La clave es documentarse bien sobre el campo o abismo del escudo (parte central), ya que ahí se ubica la norma heráldica que siempre se debe respetar. En cuanto a la ornamentación exterior (a excepción de coronas y otros timbres), se suelen proponer opciones en relación con el gusto del titular del escudo y el presupuesto.
Talla en piedra del escudo heráldico
El proceso comienza trasladando el boceto del escudo al bloque de piedra. Se realizan plantillas para conservar el dibujo durante todo el proceso de elaboración. Una vez está pasado al bloque de piedra se inicia el desbastado de la piedra, perfilando los volúmenes y definiendo las profundidades de la pieza.
Para el desbaste inicial se emplea la radial, el taladro y posteriormente herramientas de mano con cinceles de diferentes medidas tanto curvos como planos.
El acabado
El acabado se lleva a cabo a base de gradinas y lijas buscando el contraste de los diferentes elementos que componen el escudo pero siempre conservando la vibración del trabajo artesanal.
¿Dónde comprar escudos heráldicos?
Las páginas web especializadas en heráldica mencionadas con anterioridad ofrecen a sus clientes principalmente dibujos de escudos heráldicos. Sin embargo, el formato de más calidad es el de la piedra.
Los escudos heráldicos en piedra, sobre todo en granito, forman parte del catálogo habitual de los maestros canteros. Los talleres de estos artesanos de la piedra se distribuyen por toda la geografía española, pero proliferan principalmente en Galicia.
De hecho, la Xunta reconoce a través de Artesanía de Galicia los mejores talleres de escultura de la comunidad. En su listado oficial hay 24 talleres entre los que se encuentra PEDRA Stone Design Projects, el taller del maestro cantero Rodrigo García Xiráldez. Si quieres un escudo heráldico en piedra contacta con él a través de este enlace.
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